| Tiene el 75 por ciento del cuerpo lleno de tatuajes, y varios hacen alusión a su pasión por el fútbol. A los 39 años juega de central en la liga Concepción, y solo verlo en la cancha es un show | |
04/11/2025
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| Rostro, cuello, pies y manos. Es lo único que Williams Andrés Aguayo Riquelme, de 39 años y el jugador más experimentado de la primera adulta de Industrial, club de la Asociación Concepción, no se ha tatuado, al menos no todavía. Por eso verlo vestido de corto para mostrar sus habilidades como central, es ya un show. "Ganas no me faltan, pero por el tema laboral, no me puedo tatuar todo el cuerpo", señaló Williams a www.anfaregionbiobio.cl, y acotó que "soy rigger de alto tonelaje (operador de grúa, para quienes no conocen el oficio) en Epsa, en cuya sede de Antofagasta trabajo en turnos de 10 por 10". "La pega es exigente, y con un horario de 12 horas diarias: de 7 de la mañana a 7 de la tarde. Por eso cuando tengo salida y vuelvo a Conce, juego tres partidos el fin de semana, y es que, aparte de Industrial, también integro los clubes San Pedro, en una liga particular de Los Cerros; y Juventud Venecia, en Andaba Talcahuano", detalló quien se inició en el balompié a los 10 años en Obdulio Ramírez, y que también ha tenido pasos por Marcelo Pagani, Alianza Bellavista, Fénix de Oro y Unión Michaihue, en el que estuvo hasta el año pasado. "Entre los tatuajes tengo varios leones, y es que soy hincha de Deportes Concepción, y también algunos de balones de fútbol, y hasta un Fénix en llamas, ya que Fénix de Oro es uno de los clubes que más me ha marcado en el amateur", aseguró el defensor. Personajes de las series Súper Campeones, Dragon Ball y Slam Dunk también marcan presencia en su piel, al igual que dragones, una Catrina, un pez koi, multitud de flores, un brazo de grúa y el retrato de su único hijo, más un Querubín con la hora del nacimiento de su retoño. "El primer tatuaje me lo hice a los 13 años. Fue una araña en el brazo derecho. A papá no le agradó la idea, por lo que me dio una zumba que aún recuerdo", confesó el penquista, quien tardó siete primaveras en retomar la pasión por la tinta. Cuando la retomó, lo hizo tapándose la araña con un escudo de Deportes Concepción. Hace pocos días, también se tapó el retrato de su "ex". "Para mí el tatuaje es como adictivo. El cuerpo pide tinta. De ahí que me haga uno al mes, o cada dos meses", indicó, y, tras sacar cuentas, confesó que "he invertido como seis millones de pesos en esta pasión". Lectura de fotos: Las imágenes muestran la pasión que Williams Aguayo, jugador de la primera adulta de Industrial, profesa por los tatuajes. |
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